O poeta José Bento traduziu essa obra-prima intitulada Dom Quixote, para a Relógio D' Água, que estou a ler. Tal edição destinou-se a coincidir com os quatro séculos passados sobre a publicação daquela obra em Espanha e Portugal, facto assinalado em 2005.
Há uns anos, a minha primeira leitura da obra-prima de Miguel de Cervantes foi interrompida porque as folhas da edição da Bertrand começaram a soltar-se. Troquei-a depois pelo livro da Relógio D' Água, que tem sido elogiada pela qualidade da tradução de José Bento (a edição da Bertrand traduzida por Aquilino Ribeiro é considerada uma versão). Pelo menos na edição com capa dura que comprei (na imagem), a encadernação do livro da Relógio D' Água parece óptima.
«D. Quixote, um fidalgo de Castela assanhado pela leitura de romances de cavalaria, decide que é seu "ofício e exercício andar pelo mundo endireitando tortos, e desfazendo agravos" e parte à aventura na companhia de seu fiel e prosaico escudeiro, Sancho Pança. As hilariantes maluquices do Cavaleiro Andante liquidam, com a sua "moral do fracasso", as últimas ilusões da epopeia: aquilo a que Adorno chama "a ingenuidade épica".»
No próximos tempos, será esta a minha leitura épica, ao longo de cerca de mil páginas.
Aldea y páramo. Sol de ocaso. PADRE e HIJO están sentados en la linde del camino que conduce al cementerio. Sobre la tierra húmeda, los gusanos avanzan gracias a las contracciones de una capa muscular subcutánea.
ResponderEliminarHIJO: Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: (Alargando el brazo y señalando el horizonte). Mira aquel molino.
PADRE: ¿Dónde tú ves un molino?
HIJO: Allí.
PADRE: Aquello no es un molino, hijo.
HIJO: ¿Qué es entonces?
PADRE: Un gigante.
HIJO: ¿Un gigante?
PADRE: No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una legua.
HIJO: (Tras un intervalo de silencio). Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: (Con voz compungida). Yo no veo que sea un gigante.
PADRE: Pues lo es.
HIJO: ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gigante con tejas y aspas?
PADRE: Un gigante.
HIJO: (Tras una pausa). Padre.
PADRE: Dime.
HIJO: Yo solo veo un molino.
PADRE: ¿Cómo? ¿Un molino?
HIJO: Sí, un molino, el mismo de siempre.
PADRE: (Con voz grave). Tomás.
HIJO: ¿Qué?
PADRE: (Volviendo lentamente la cabeza y mirando en derechura a los ojos del hijo). Me preocupas.
("Molinos o Gigantes", Javier Tomeo).